Alessa Kant

Alessa siempre se ha caracterizado por tener un personalidad llena de extremos y contrastes. Voluntariosa desea siempre hacer las cosas a su modo y tiempo. No conoce superiores ni toma órdenes de nadie más. Al haber sido criada en una rica cuna es obvio que este acostumbrada a tomar lo que desea a pesar de que pueda hacer daño a terceros. Sus ojos fríos son el reflejo de un alma cruel que disfruta del sufrimiento y humillación de otros. Seductora puede hacer caer a cualquiera en sus redes y después abusar de sus presas, convirtiéndoles en herramientas maleables y moldeables. Carece de conciencia moral y todo aquello que hace es lo correcto. Ama el peligro y las aventuras, detesta las cadenas y normas.

Alessa es una chica delgada de atributos prominentes. Su piel es palida mientras su cabello es oscuro como el ébano, sin embargo por alguna razón bajo este parece haber algunas hebras mas claras que simulan un pálido escarlata. Sus ojos son grandes y traslucidos como bellas joyas, labios hermosos y largas pestañas risadas. Suele usar maquillaje en los ojos lo que le da una mirada profunda. Sus senos y caderas son amplios, atractivos y suele mostrarlos con ropa provocativa.

Velocidad: 6
Empatía: 6
Fuerza: 5
Resistencia: 5
Salto: 7
Ocultación: 7
Percepción: 7
Manipulación: 10
Control: 10
Autocontrol: 7

Poco hay que decir respecto a la historia de mi vida, y sin embargo cuando hago un recuento de las memorias vividas parece que podría llenar con sus hechos incontables volúmenes de hojas resecas y tapas de cuero curtido. Este es solo el inicio de mi andar, aquellos hechos que habrían de llevar mi existencia a conocer mi destino y mutar todo aquello que alguna vez creí y ame.

Nací en la hermosa ciudad de Londres. Según me dijo alguna vez mi nodriza, aquel día llovía como nunca parecía haberlo hecho. Esto había sido un problema aun mayor de lo que te puede parecer, el doctor de la familia se encontraba en su casa de campo y las comadronas que habrían de ayudar a mi madre a darme a luz encontraron el camino a casa truncado por una elevación inesperada del Tamesí. Por algún extraño capricho del destino logre conocer la dicha del respirar, pero para mi madre no fue así. En el momento en que mis pulmones exhalaban su primer grito de animosidad, mi madre dejaba escapar su alma.

El golpe de la perdida fue casi insoportable para mi padre, un adinerado “conde” cuya familia servía a la corona Inglesa desde hacia ya muchas generaciones. Como es obvio, nuestro titulo había sido comprado mucho tiempo atrás, la sangre noble jamás corrió por nuestras venas. Mi padre había amado a aquella mujer que se desangro en sus brazos y la cual había alimentado desde la niñez una insana atracción hacia lo oculto.

Mi padre se abandonó a su dolor y a mi me dejo crecer a placer, las nodrizas y damas de compañía me rodearon a cada momento mientras mi padre perdía de a poco la razón sumergido en barriles de cerveza y vino barato. Mujeres de reputación cuestionable entraban y salían de mi hogar con la rapidez con que el sol se elevaba y caía. Nunca le di mucha importancia a ello, de hecho nunca recuerdo haber tenido sentimientos sinceros por aquel hombre ojeroso y de aroma agrio y pestilente. Apenas tuve uso de razón y pude leer y escribir me sumergí en la biblioteca familiar.

Devore ávida los libros de mi madre, los antiguos tratados de magia blanca y negra, siendo estos últimos los que alimentaron con mayor presencia mi inteligencia. De cuando en cuando algún pariente lejano llegaba a casa, y me tomaban con ellos para viajar por el continente, umergiendo en las artes oscuras que conocían y anhelaban controlar. Mi padre poca atención les prestaba y no era de extrañar que desapareciera de la casa por meses enteros sin que mi padre lo notase o le diese valor. Aprendí de mi familia materna todo aquello que necesitaba saber, todo aquello que deseaba saber. Los secretos del bosque, la voz antigua de los seres milenarios y los animales. Pero sobre todo el poder de la muerte.

Cuando cumplí los 16 años mi padre también me abandonó, dejándome sola en el mundo. No es como si me hubiese preocupado demasiado, simplemente que resultaba ser problemático debido a nuestro papel en la “nueva nobleza”. No me preocupada la política y ayudada por los amigos de la familia y mi propia familia materna conseguí quien se hiciese cargo de los muchos y prolíferos negocios de mi padre en el nuevo mundo.

Por mi parte tome un viaje de esparcimiento y entrenamiento con un tío cercano por toda Europa. fueron los mejores dos años de mi vida. Recorrimos los silenciosos bosques, puntos donde la muerte y la energía se reunían en un abrazo sensual. Una tribu de gitanos nos dio asilo cuando cruzábamos la Europa central y fue con ellos que aprendía el arte de la seducción. En mi cuerpo una marca quedo teñida en mi piel para señalar aquel nuevo aprendizaje de mi persona. Mis aventuras continuaron, pero son demasiado largas para plasmarlas en el papel.

Tras aquellos dos mágicos años de viaje regrese a Londres donde me esperaba la noticia de que el titulo de la familia había sido revocado por la corona. Nuestras riquezas e influencias eran iguales, pero teníamos prohibido el portar un escudo nobiliario. Me reí de ellos, pues no me interesaba aquello. El dinero era lo único que necesitaba para continuar mi adiestramiento, seguir con mi vida y tener todo lo que anhelaba.