Melodía de la locura {Kradness}

Aquella noche llego sin que si quiera me diera cuenta, me la había pasado vagando todo el día en el almacén del cine, revisando las viejas latas de película en caso de encontrar algo interesante que ver. Pasaron varias horas antes de que me enterara que era de noche ya que la familia de murciélagos que vivía en el techo de la sala 5 ya no estaba, probablemente fueran a buscar algo que comer. Eso no era mala idea, y la verdad tenía unos días sin tomar algo de aquel líquido vital tan preciado.

Salí del cine y empecé a caminar por las calles, las cuales no tenían mucha gente lo cual era algo que aliviaba mi mente. Desenvolví una paleta de moras que traía en mi bolsillo para sentir ese sabor mientras buscaba entre las sombras de la noche y no muy lejos de donde estaba la vi pasar.

A simple vista parecía una chica solitaria, con un cuerpo bastante desarrollado y probablemente reservada en asuntos personales, pero más abierta en el aspecto social; por lo que decidí ir tras ella, caminando varios metros a su espalda para poder seguirla hasta verla entrar en un edificio que tenía un letrero de neón anunciando que era algún tipo de bar.

Me quede quieto observando aquel letrero con fijeza. Ese tipo de lugares siempre, siempre está lleno de gente. Apreté los dientes alrededor del palito de la paleta que tenía en mi boca, como si la masticara pensando. La música empezó a sonar en el interior del bar con algo de fuerza, podía sentir las vibraciones en el suelo y en mi cuerpo a causa de la música. Camine alrededor del bar, dando varias vueltas alrededor del edificio sin que ninguna persona pasara por la acera si quiera.

No me di cuenta exactamente en qué momento la música del interior de aquel pub nocturno dejo de sonar; y cuando eso paso me decidí a seguir con mi pequeña cacería. La oscuridad en el interior del edificio era bastante tenue, podía contemplar bastante bien a la gente que tenía cerca y, para mi fortuna, el lugar no tenía mucha gente. Observe con calma por el lugar, buscando a aquella chica cuyos pasos me habían hecho llegar hasta este lugar.

La encontré en la barra, tomando en una bebida color ámbar en solitario y una sonrisa, bastante burlona, se dibujo sobre mi rostro y camine hasta ella, tomando asiento a su lado, jugueteando en mis dedos con una paleta de sabor manzana.

- Mmm… el sabor de estos caramelos puede que sea mucho más gratificante para ti que una bebida que te quema la garganta, ¿No lo crees? –Dije sin verla si quiera, aun jugueteando con aquella paleta entre mis dedos. Levante la mirada al escuchar la voz del cantinero preguntándome si quería algo de tomar y negué con la cabeza como respuesta. En esta ocasión gire mi rostro hacia la rubia a mi lado y contemple aquellos ojos de color rojo, o al menos ese era el color que yo podía observar en sus ojos.

- La única bebida que puedo tomar solo ella puede dármela –mi tono de voz debió de haberse escuchado bastante atemorizante, por que el barman se separo un poco y fue rápidamente a atender a una pareja que se había sentado al otro lado de la barra; sin embargo mi sonrisa burlona no cambió y se veía algo exagerada, mis ojos estaban totalmente abiertos mientras contemplaba a aquella chica y después de unos pocos segundos extendí la paleta que tenía en mis manos hacia ella, ofreciéndosela.