Buscando el vestido ideal (Priv. Sebastian)

Eran cerca de las 8 de la noche, el sol ya se había escondido, en el barrio alto de la ciudad, dejando las calles oscuras, iluminadas solamente por los carteles de tiendas de lujo. Nozomi iba vestida con una camisa blanca y unas mayas negras, no era ropa muy bienvenida por esos barrios tan exigentes con el criterio y estatus de la gente que los frecuentaba. No obstante tenía que hacer unas compras, y típico de ella se lo dejo para último momento. Normalmente ella no frecuentaba mucho aquellos barrios, pero su padre iba a hacer una fiesta, con gente importante, para inaugurar su nueva residencia en la ciudad de Inglaterra, y obvio tendría que estar presentable como hija suya.
-No me gusta llevar vestidos, me siento rara con ellos- dijo Nozomi con una expresión enfurruñada.
Aunque su padre fuera un hombre rico, Nozomi se sentía mas a gusto llevando prendas normales, como pantalones o mayas, seguidos de alguna camisa. Hoy seria para ella, el primer día que frecuentaba aquella ciudad, así que antes de entrar a algunas de sus tiendas. Nozomi se paseo por toda la gran calle leyendo sus grandes y hermosos carteles. Hasta llegar a una tienda que se llamaba “La France Boutique”, esta capto la atención de Nozomi, debido a su gran escaparate de vidrio que transparentaba por dentro la tienda.
Entro a la tienda, la hubieran echado por llevar esas ropas tan comunes, pero el gerente de la tienda ya había sido informado por el padre de Nozomi que vendría su hija, por lo que no tuvo problema.
-Que os parece este vestido, es uno de los mas prestigiosos de la tienda-dijo una de las empleadas enseñándole un vestido sin tirantes, de seda con una gran cola, de un tono azul oscuro que brillaba como el cielo debido a sus piedras incrustadas. Sin mucha gana, Nozomi acepto para contentar a la empleada, y entro al probador para ponérselo.
Una vez salio de allí, todos los empleados se quedaron casi petrificados al verla. Ella lucia como una dama exquisita, y no solo lo empleados, al darse la vuelta Nozomi, se percato de que varias personas de la calle la estaban mirando a través del cristal. Ella se volteo hacia los empleados sonrojada y grito avergonzada –¡No me gusta!-.